martes, 17 de marzo de 2015

Qué es primero, ¿El hombre o el mundo?

¡Hola Gente! ¿Cómo están todos? Hace un buen rato que no escribía en el Blog, pero hoy volví y voy a hablarles sobre un artículo que vi en mi primer clase de Gestión Organizacional de este año. La profe trajo unos cuentos y uno de esos era este cuento sabio:

QUE ES PRIMERO,
¿EL HOMBRE O EL MUNDO?
Un científico, vivía preocupado por los problemas del mundo, y estaba decidido a encontrar una forma para solucionarlos. Pasaba días encerrado en su laboratorio, en busca  de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario, decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, intento hacer que su hijo fuera a jugar a otro sitio. Viendo que sería imposible sacarlo de allí, busco algo para darle a su hijo, con el objetivo de distraer su atención. Entonces, tomo un mapa del mundo (planisferio) de una revista, y con una tijera, recortó el mapa en gran cantidad de pedazos, y junto con un rollo de cinta adhesiva, se lo entregó a su hijo diciendo: “¿Te gustan los rompecabezas? ¿Verdad? Por eso, te voy a dar el mundo para arreglar. Aquí está el mundo todo roto. ¡Observa bien y trata de arreglarlo bien!”.
Calculó que el niño no podría recomponer el mapa, o que le llevaría días… algunas horas después, oyó la voz del hijo que le decía de manera calma: “Papá, ya terminé todo.”
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del hijo. Sería imposible a su edad, haber conseguido recomponer un mapa que jamás había visto. Entonces, el científico levantó los ojos de sus anotaciones, seguro de que vería un trabajo digno de un niño. Todos los pedazos habían sido colocados en su sitio.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había de ser capaz? “Si no sabías como era el mundo, hijo mío. ¿Cómo lo lograste?”   
“… Padre, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando quitaste el papel de la revista para recortarlo, yo vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Cuando me diste el mundo para arreglar, yo lo intentaba pero no podía. Fue entonces que me acordé del hombre del hombre, di venta los recortes y empecé a arreglar al hombre, que yo sí sabía cómo era”.
“Cuando lo conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y encontré que había arreglado el mundo”.

Espero que este cuento les ayude a reflexionar y a pensar sobre cuál es la verdadera solución del problema que estamos acarreando, como así lo hice yo. 

¡Hasta la próxima!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario